Dos poemas de Luis Acebes


Luis Acebes (Madrid, 1966) trabaja en el sector de la publicidad como creativo. Ha publicado los libros Música ligera (Editorial Poesía eres tú, 2008), Explosiones nucleares en una caja de zapatos (Vitruvio, 2013) y Los días del mundo (Karima Editora, 2015). Dueño de un estilo minucioso, atento a los recovecos de las palabras tanto como de las emociones que éstas plasman, Acebes sintetiza de un modo magistral la narración de los acontecimientos de la vida cotidiana con la descripción de cada ínfimo eco que provocan en su interior, implicando al lector en una lectura cómplice y parsimoniosa, muy de agradecer en estos tiempos que corren, corren, y se nos llevan. Comparte sus escritos de manera habitual en su blog personal. Uroboro publica, con autorización del autor, dos poemas de Corte a sección de mi vida con un cuchillo blanco de plástico, su último libro, que acaba de editar Ediciones en Huida.


Me salva la risa,
esa medicina de nadie
y los insultos dulces
que lanza el tiempo,
también las corrientes
que despeinan
a los desconocidos.

Todas las cabezas
son el mismo bosque
con refugios inadecuados
para el dolor.

La vida es un tren
envuelto en banderas
y parado
a las puertas
de una ciudad fantasma.

Vacié la mochila.
Sólo llevo pan y una rata,
lo mejor
para no confiarse.

Me salva el silencio,
la tenacidad religiosa
del contador del gas
que insiste
en tirarme de la mano
para que siga.

*

Todos llevamos dentro
algo mal envuelto,
un pájaro
que se cansó de las estaciones,
una pregunta áspera
y terrosa
que nos ancla
con violencia
en medio de la nada.

Si lo mirásemos
(me refiero a todo eso)
reventarían
nuestras zonas visibles,
esas embajadas abiertas
a los demás
con bandera enana.

Caminamos y crecemos.
El asombro y el espanto
van de la mano,
obligados
por una madre puntillosa
que nos aparece de pronto
-de una sombra-
y nos peina despacio
frente a su espejo.







ENTREVISTA A NATALIA LITVINOVA

Dueña de una voz madura y propia; creadora de atmósfera magnéticas y seductiva; bella, joven, culta, leída y vivida... Natalia Litvinova llega a España. Tras demostrar, en sus poemas y traducciones de poetas rusos, que posee lo que hay que poseer para hablar como hay que hablar, y dejarlo por escrito, publica Esteparia, el primero de sus libros que el lector español podrá adquirir como debe ser: en una librería, y abonando un justo precio. LEER MÁS


EL ORÁCULO DE ANTONIO TELLO

El amor es esa fuerza que, al igual que la rayuela de Cortázar, es capaz de arrojarnos –sin que nos demos cuenta– tanto al cielo como a los infiernos... Ese es el gran oráculo que los dioses del bosque conceden a los hombres, la gran epifanía que nos es anunciada cuando ya nada es posible. Ese es el universo del libro de O las estaciones. Un libro de amor. Un libro valiente. El libro que sólo es posible cuando media el espíritu de un auténtico «hijo del valor»; y eso es, sí, Antonio Tello. LEER MÁS


PEDRO SALINAS, POETA DE LA PACIENCIA

Pedro Salinas poetiza la alteridad del hombre (lo otro del hombre que es también su estado de carencia, su ser-otro respecto de sí) en una sola y recurrente metáfora: tú. En la poesía de Salinas, el tú despliega totalmente la dimensión metafórica del lenguaje, en la cual éste se abre de manera privilegiada a la posibilidad de la epifanía de la alteridad. La metáfora señala un cambio de nivel, una transferen­cia del sentido, de tal modo que el lenguaje sufre el desplazamiento de su función referencial común para adquirir una relevancia ontológi­ca, para atender al ser que se anuncia desde lo otro del lenguaje, desde el silencio. LEER MÁS


ANA ARES, SOLISTA DE VOZ LIMPIA

55 minutos, el segundo título que publica Ana Ares, es un libro deslumbrante, un torrente de emoción, contenida con mano sabia y firme, que concilia la belleza con la rigurosa exigencia formal que se ha impuesto la autora, tal vez con el inconsciente deseo de demostrar que no sólo está a la altura de los varones que dirigen la orquesta poética y atesoran laureles y las escasas monedas de este escuálido mundillo, sino por encima de muchos de ellos. LEER MÁS


ANDRÉS TRAPIELLO ANTE EL ESPEJO DEL TIEMPO

Si Hölderlin aseguró que "lo que dura, lo fundan los poetas", es probable que Andrés Trapiello se conformase con una versión menos ambiciosa (o presuntuosa) de esta frase, tal vez: lo que dura, lo reflejan los poetas. Ante todo, porque lo captan, lo acogen y, sólo después de cerciorarse de su carácter genuino, cierto, lo vuelcan en un papel en versos fijos, pulidos y esplendorosos. ¿El poeta como un copista? Tampoco tan poco, pero casi que así. Y de ello deja cumplida constancia el poeta leonés en su último poemario publicado hasta la fecha, Segunda oscuridad, editado por Pre-Textos tras varios años de silencio editorial, donde las visiones de la naturaleza y la percepción del paso del tiempo asaltan al escritor para que les dé cumplida respuesta. Y, a tenor de lo leído, con sobrada solvencia poética. LEER MÁS


ELVIRA DAUDET Y LA POÉTICA DE LA VERACIDAD

De una humanidad sin concesiones, el Cuaderno del delirio de Elvira Daudet es, por buscarle una definición que pudiera servirnos, la expresión más honesta y prodigiosa de lo que yo bautizaría, sin temor a tachaduras, como Poética de la Veracidad. Y sin embargo, en esa verdad de la poeta, no hay una sola coma que no se ciña a su vez a la belleza incontestable y sangrante de la palabra. Si el dolor existe, que sea hermoso; si el desamor me mata, que la sangre que mana sea transparente; si la vida duele, que me acompañes tú, lector, en mi dolor, como un hombro propicio al rescate, como un cómplice del desamparo. LEER MÁS


EN LA PENUMBRA DEL SER QUE VIBRA Y HABLA

Cuando el creador necesita enunciar lo que simbólicamente la realidad contiene, no estamos ante una querencia, sino ante la urgencia de esa querencia y la poesía es entonces el proceso de exorcismo. Sucede que la poesía de Veyrat se caracteriza por esa habilidad chamánica que concibe el lenguaje como un complejo sensorial más allá de la realidad asumida como mundo inteligible. Miguel Veyrat trasciende la mímesis a través del símbolo que, en su origen griego, era un objeto partido por dos del que dos personas conservan cada uno una mitad. LEER MÁS