Natalia Litvinova: “La poesía me provocó. Se me insinúa siempre”


Felix Trull.- Dueña de una voz madura y propia; creadora de atmósferas magnéticas y seductiva;  joven, culta, leída y vivida... Natalia Litvinova llega a España. Tras demostrar, en sus poemas y traducciones de poetas rusos, que posee lo que hay que poseer para hablar como hay que hablar, y dejarlo por escrito, publica Esteparia, el primero de sus libros que el lector español podrá adquirir como debe ser: en una librería, y abonando un justo precio. ¡Bienvenida y vuelve pronto, Natalia!
- ¿Cómo llega una poeta bielorrusa a Buenos Aires, y acaba escribiendo poesía en español?
- Fue decisión de mi madre. Mi padre no quería. Ella creía que era lo mejor. Dejar el pasado atrás, y la contaminación de Chernóbil también. Con mi hermano pensábamos que esta mudanza iba a ser algo pasajero. No comprendíamos la dimensión de un traslado. Yo tenía casi 10 años. Los cumplí el día que conocimos la Argentina.

- ¿Cuándo empezaste a asumir que la poesía era tu destino natural?
- Junto a los primeros lápices, hojas garabateadas, canciones y fábulas eslavas vino la poesía. En mi casa siempre se recitaban poemas o se cantaban. En el colegio, desde los primeros grados, era primordial saber recitar poesía. No diría que la asumí a una edad determinada, ella me provocó con naturalidad.  Se me insinúa siempre.

- ¿Te atraen otros géneros, como la novela o el relato?
- Sí, me atrae la novela, el relato, los ensayos. Estoy escribiendo una novela de a poco, el tema es complejo, por ahora son más las anotaciones mentales.

- Tú escribes tanto poesía en verso como prosa poética. ¿Te decantas por un género u otro antes de empezar a escribir, o lo descubres sobre la marcha, mientras escribes?
La poesía no me pregunta cuándo ni cómo. Muchas veces es inoportuna y brota con una forma que no sé controlar y tampoco quisiera controlarla. Luego viene el trabajo exhaustivo de corrección, de pulido y tallado, como los artesanos con sus artesanías.

- En tu blog Animales en bruto  vuelcas traducciones de poetas que escribieron en lengua rusa. ¿Cómo te planteas la traducción de poesía? ¿Hasta qué punto crees que debe llegar el "respeto" por la literalidad del texto, y dónde debe empezar la "libertad" del traductor?
Dialogo demasiado con cada poeta que voy a traducir, vivo o muerto. Necesito averiguar hasta qué punto podré respetarlo. Cada idioma tiene sus formas de decir, a veces imposibles en otros idiomas sin un grado de desvío. Para mí ha sido importante no sólo traducir lo que el poeta escribió, quiso decir y expresar, sino también sus silencios.

- Como investigadora y docente, en la actualidad impartes un curso virtual sobre poesía. Cuéntanos tus impresiones.
- No puedo hablar sólo de mí en este caso. Es un trabajo colectivo. Junto al poeta Javier Galarza doy cursos cirtuales, aunque también impartimos talleres presenciales a grupos reducidos. Investigamos sin parar, somos admiradores del manifiesto acmeísta, nos apoyamos en los poetas rusos del S. XX y tratamos de abrir senderos hacia lo que fue silenciado por la historia. Confieso que es una gran elección vivir así.

- La presencia de la poesía en las redes sociales es evidente, con todo tipo de páginas sobre el tema. ¿Cómo crees que cooperan en la difusión de poetas y poemas poco conocidos?
Hace no muchos años atrás era realmente más complejo armar lecturas de poesía y difundir la obra de nuevos autores. Internet es una herramienta poderosa. Creo que cada vez son más los traductores o escritores que reciben algún tipo de oferta a través de alguna red social, y tienen la posibilidad de mostrar su trabajo.

- ¿Qué autores admiras como lectora, y cuáles te han influido más como escritora?

- En mi adolescencia me sentía influida por los autores que traducía. Sus rastros invisibles daban vuelta muy cerca. En su mayoría eran poetas rusos. Después aprendí a dialogar con ellos sin que luego se trazaran fuertemente en mi escritura. Creo que todos tenemos autores a los que siempre releemos, a los que volvemos. En mi caso son Marina Tsvetáieva, Andrey Platonov, Seferis, Ritsos, Rilke, Osip Mandelstam, Celan, Miguel Ángel Bustos, Cherubina de Gabriak, Varlam Shalamov… También tengo otros amores que se van y vuelven, como Shklovski, Boriz Rizhy, Quignard… No es fácil nombrar a unos pocos cuando la búsqueda es continua.





PANORAMA DE LA POESÍA VISUAL ESPAÑOLA

Lo que conocemos como poesía visual se enmarca en lo que se ha convenido en llamar, desde la década de los sesenta, arte conceptual. Los límites no están y nunca han estado del todo claros, ya que con la misma etiqueta de poesía visual se encuadra las composiciones de ars sonora, body art, mail art, la instalación o la performance. Claramente intertextualizada con otras artes y otras formas poéticas contemporáneas e, incluso, muy anteriores a su eclosión, la poesía visual en España apareció allá por la década de los sesenta casi mezclada con las reivindicaciones políticas y sociales de la época. Los jóvenes artistas que encabezaban aquellas manifestaciones se miraban en el espejo de un Joan Brossa quien, totalmente en soledad y al margen de cualquier colectivo, iba pacientemente creando en su estudio abarrotado de objetos de todo tipo, una composiciones  visuales entre el arte objeto, la escultura y la poesía que es lo que se ha venido en denominar como poesía visual. LEER MÁS

LA DESOLADA QUIMERA DE LUIS CERNUDA

En México, la vida de LuIs Cernuda transcurría con extrema sencillez: apenas visitaba a nadie, vivía modestamente y en familia en casa de Concha Méndez, hacía de tío Luis llevando y recogiendo los niños del colegio, daba sus clases en la Universidad, iba al cine y se preparaba para el adiós. Ese adiós se llamaría Desolación de la Quimera, la obra cumbre del poeta y uno de los mejores libros de poesía en español, escrita entre 1952 y 1962 y publicado de forma independiente ese mismo año. Cernuda intuía su final, sabía que se acercaba la hora de la muerte y parece que se empeñó en dejar recogido una especie de testamento literario, donde se esmera en atacar, con un lenguaje ácido, crítico y desapasionado –eso sí, magistral-  a todos aquellos que, según el poeta, han forjado “su leyenda”. LEER MÁS


EL INSTANTE SAGRADO EN EL HAIKU JAPONÉS

El universo sacro conformado por la naturaleza en su conjunto y por la suma de todos los seres que habitan en ella, temática casi exclusiva del haiku, se manifiesta, en el imaginario colectivo del pueblo japonés, a través del instante. Ése es el instante que debe captar el poeta. La elemental composición del haiku responde a una concreta necesidad de expresión en la que la forma es impuesta por el trasfondo y la génesis temática del poema. La esencia de lo más elemental, el asombro ante los seres en su estado primigenio, la interjección pura, la contemplación y la plasmación del momento presente conforman el sentido poético de la literatura oriental y, más concretamente, del haiku japonés. LEER MÁS


EL POEMA COMO GENERADOR DE SENTIDOS


Para José Ángel Valente, el poeta intenta aprehender lo sagrado por medio de la palabra poética, siendo el poema el que se eleva por encima de las palabras que lo componen; erigiéndose, por tanto, más allá de su propio creador. “Multiplicador de sentidos, el poema es superior a todos sus sentidos posibles. Y aunque todos ellos nos hubieran sido dados, el poema habría de retener aún de su naturaleza lo que en rigor lo constituye, la fascinación del enigma”, nos dice en Notas de un simulador. El poema, no el poeta, es el que genera los sentidos; es el que se adentra en lo sagrado, en un territorio desconocido para el hombre, invisible, ignoto e imprevisible en el que el poeta sólo puede retirarse, apartarse, contraerse, estar en el vacío. LEER MÁS