Poetas en tiempos de revuelta

Víctor Parbarán.- Contra los peores pronósticos, estos no son malos tiempos para la lírica, todo lo contrario: a tenor de la proliferación de publicaciones y eventos de todo tipo que surcan de parte a parte este país, se diría que se encuentra en un excelente estado de salud. Las redes sociales, las nuevas fórmulas de impresión bajo demanda o la involuntaria publicidad indirecta que el fenómeno del hip-hop ha realizado del género poético, todo ello ha impulsado un extraordinario resurgir del verso como forma de expresión, no sólo literaria, sino incluso política. La creatividad subyacente a los movimientos de protesta de izquierda ha encontrado en la poesía un campo amplio y fértil para volcar y cosechar textos de una calidad estimable, aunque lo cierto es que su fin último no es estrictamente estético o artístico, sino práctico, comunicacional. El objetivo de la poesía "antagonista", como se la ha venido a llamar, es ante todo la utilidad, conseguir que un mensaje más o menos obvio y compartido por una gran masa de personas, resuene de forma nueva y estimulante, propicia para la acción transformadora de la sociedad que se viene a denunciar.

Es en este contexto que cabe saludar Negra flama como un ejemplo palmario, y logrado, de todo lo dicho. Se trata de una antología impulsada por un sindicato libertario de una capital de provincias. Ello, que en un principio podría invitar a los prejuiciosos a esbozar una sonrisa de condescendencia, constituye un síntoma de vitalidad, de libertad y de afirmación muy gratificante. “Mi pueblo es el centro del mundo, porque el centro del mundo está en todas partes”, escribía Jules Renard. Sin llegar a entonar el Viva Cartagena, no cabe duda de que resulta saludable que, en un país jacobino por tradición, volcado en un asfixiante duopolio Madrid-Barcelona, alguien tenga la sana ocurriencia de que, desde Jaén, se puede impulsar una iniciativa editorial como esta, y que quepa calificarla como éxito.

Porque es un éxito que un libro que se presenta a sí mismo con la humildad que lo hace (el prólogo de Juan Cruz López no deja lugar a dudas: "entendemos la poesía como una huelga general en nuestras vidas"... nada más y nada menos) brinde la ocasión de leer a personas de a pie, en ningún modo anónimas, y que la experiencia transmita la sensación de veracidad, de honestidad, de vida, que ofrece este libro. Desde luego que también aparecen poetas de reconocido prestigio, pero no nos parece que haya que destacarles por encima de los demás. La bondad de esta propuesta consiste, precisamente, en enfatizar ‒sin explicitarlo: sería demasiado presuntuoso‒ que la poesía es una facultad al alcance todos, porque forma parte del propio ser humano.

Lejos de resultar previsible, el lector de Negra flama encontrará, sí, todos los temas que se espera (los desahucios, la explotación laboral, la desesperanza, pero también el espíritu de lucha, la dignidad y el propósito de defenderse hasta el final) en el actual contexto social, pero sin caer en ningún momento en el tópico y lo manido. La libertad expresiva y desprejuiciada permite que los poemas vuelen sin red y, aunque no todos alcancen el séptimo cielo, sí consiguen su propósito fundamental, y es el de romper las cadenas y hacer partícipe al lector de que éstas sólo existen mientras tú lo quieras, que la opresión necesita de tu complicidad (activa o pasiva) y que la poesía es una de las formas más eficientes para liberar los cuerpos y tonificar las mentes. No es poco cosa, en los tiempos que corren.

VV.AA. Negra flama. Poesía antagonista en el estado español. CNT-AIT, Jaén, 2013.






ENTREVISTA A NATALIA LITVINOVA

Dueña de una voz madura y propia; creadora de atmósfera magnéticas y seductiva; bella, joven, culta, leída y vivida... Natalia Litvinova llega a España. Tras demostrar, en sus poemas y traducciones de poetas rusos, que posee lo que hay que poseer para hablar como hay que hablar, y dejarlo por escrito, publica Esteparia, el primero de sus libros que el lector español podrá adquirir como debe ser: en una librería, y abonando un justo precio. LEER MÁS


EL ORÁCULO DE ANTONIO TELLO

El amor es esa fuerza que, al igual que la rayuela de Cortázar, es capaz de arrojarnos –sin que nos demos cuenta– tanto al cielo como a los infiernos... Ese es el gran oráculo que los dioses del bosque conceden a los hombres, la gran epifanía que nos es anunciada cuando ya nada es posible. Ese es el universo del libro de O las estaciones. Un libro de amor. Un libro valiente. El libro que sólo es posible cuando media el espíritu de un auténtico «hijo del valor»; y eso es, sí, Antonio Tello. LEER MÁS


ANA ARES, SOLISTA DE VOZ LIMPIA

55 minutos, el segundo título que publica Ana Ares, es un libro deslumbrante, un torrente de emoción, contenida con mano sabia y firme, que concilia la belleza con la rigurosa exigencia formal que se ha impuesto la autora, tal vez con el inconsciente deseo de demostrar que no sólo está a la altura de los varones que dirigen la orquesta poética y atesoran laureles y las escasas monedas de este escuálido mundillo, sino por encima de muchos de ellos. LEER MÁS


ANDRÉS TRAPIELLO ANTE EL ESPEJO DEL TIEMPO

Si Hölderlin aseguró que "lo que dura, lo fundan los poetas", es probable que Andrés Trapiello se conformase con una versión menos ambiciosa (o presuntuosa) de esta frase, tal vez: lo que dura, lo reflejan los poetas. Ante todo, porque lo captan, lo acogen y, sólo después de cerciorarse de su carácter genuino, cierto, lo vuelcan en un papel en versos fijos, pulidos y esplendorosos. ¿El poeta como un copista? Tampoco tan poco, pero casi que así. Y de ello deja cumplida constancia el poeta leonés en su último poemario publicado hasta la fecha, Segunda oscuridad, editado por Pre-Textos tras varios años de silencio editorial, donde las visiones de la naturaleza y la percepción del paso del tiempo asaltan al escritor para que les dé cumplida respuesta. Y, a tenor de lo leído, con sobrada solvencia poética. LEER MÁS


ELVIRA DAUDET Y LA POÉTICA DE LA VERACIDAD

De una humanidad sin concesiones, el Cuaderno del delirio de Elvira Daudet es, por buscarle una definición que pudiera servirnos, la expresión más honesta y prodigiosa de lo que yo bautizaría, sin temor a tachaduras, como Poética de la Veracidad. Y sin embargo, en esa verdad de la poeta, no hay una sola coma que no se ciña a su vez a la belleza incontestable y sangrante de la palabra. Si el dolor existe, que sea hermoso; si el desamor me mata, que la sangre que mana sea transparente; si la vida duele, que me acompañes tú, lector, en mi dolor, como un hombro propicio al rescate, como un cómplice del desamparo. LEER MÁS


EN LA PENUMBRA DEL SER QUE VIBRA Y HABLA

Cuando el creador necesita enunciar lo que simbólicamente la realidad contiene, no estamos ante una querencia, sino ante la urgencia de esa querencia y la poesía es entonces el proceso de exorcismo. Sucede que la poesía de Veyrat se caracteriza por esa habilidad chamánica que concibe el lenguaje como un complejo sensorial más allá de la realidad asumida como mundo inteligible. Miguel Veyrat trasciende la mímesis a través del símbolo que, en su origen griego, era un objeto partido por dos del que dos personas conservan cada uno una mitad. LEER MÁS