Felix Trull y los motivos del lobo


Jacob Iglesias.- Apenas pasados unos meses desde su anterior libro, Líneas de flotación, nos ofrece ahora Felix Trull su tercer libro de aforismos: La lección de Pulgarcito. De nuevo sobrevuela estas páginas una idea que ya inspiraba Líneas de flotación y a la que el propio título parece apuntar: como esas migas que iba dejando Pulgarcito para no olvidar el camino de vuelta a casa, los aforismos pueden ser pistas para deshacer el caminar errático de la modernidad y regresar al cobijo seguro de la tradición. Rehaciendo el célebre aforismo de Eugenio d'Ors, nos dice Felix Trull: “Lo que no es tradición honestamente evocada y celebrada, es plagio inconsciente y rastrero.”

También podría haberlo titulado Los motivos del lobo, como el poema de Rubén Darío. Porque aquí encontramos reiteradamente una defensa apasionada del individuo frente a la asechanza constante de lo colectivo: “Prefiero condenarme como lobo solitario que salvarme formando parte de un rebaño.” Recorre todo el libro un encendido alegato de la independencia y del libre albedrío, frente al aluvión de las ideologías que tienden a equipararnos bajo moldes y estereotipos, sin matices. Sin embargo, esta reivindicación del reducto personal de la inteligencia no se traduce en narcisismo: “Cuando el discurso de la dignidad personal choca con el de la solidaridad colectiva, el espíritu generoso aprieta los dientes y se sacrifica; por el contrario, el narcisista prefiere mirarse en el espejo, sonreír ante lo que ve, tomar su vaso de leche caliente e irse a dormir, conciliado consigo mismo.”

Debido a ese conflicto entre individuo y masas, entre pensamiento e ideología, la política ocupa un espacio importante en estos aforismos, al menos en lo que tiene de ingeniería de la sumisión –en afortunada definición de otro Félix, de Azúa. Por ello, frente a la visión mesiánica que propugna el pensamiento revolucionario, Felix Trull prefiere rebajar las expectativas: “POLÍTICA.- Arte de decepcionar con gracia.” De ahí también el recelo hacia todo lo que huela a la dimensión utópica de la política –“ALTA POLÍTICA.- Conjunto de crímenes perpetrados en aras de una ilusión colectiva primero ensalzada y luego pisoteada.”– y hacen de esta variante del espejismo su código de conducta: “Hay molinos que si nos parecen gigantes es sólo porque arremete contra ellos un loco caballero andante.”

Tal vez sean anecdóticos dentro del conjunto, pero son un ejemplo representativo del pensamiento a la contra de Trull una serie de aforismos en los que ensalza los lunes, ese día de la semana que solemos aborrecer –y con razón–: “Me gustan los lunes porque todo el mundo es verdaderamente quien es y está realmente donde está.”

Podríamos decir, en conclusión, que los de Trull no son aforismos de acuario, amables e insustanciales como una música de fondo. Lo cierto es que ningún aforismo, aun bienhumorado, debería serlo. Pero en el caso de nuestro autor queda más patente que en otros esa vocación de intemperie, de salirse del pensamiento estabulado. Como el lobo de Rubén Darío al que aludíamos antes, parece advertirnos: “Hermano Francisco, no te acerques mucho”. Quien lo haga, se llevará probablemente algún zarpazo. Pero el encuentro con estas lecciones del lobo –más que de Pulgarcito– habrá merecido la pena con creces.

Felix Trull, La lección de pulgarcito. Karima Editora, Sevilla, 2019.




EL TIRANO ANTE EL ESPEJO

Según el autor de este artículo, "los tiranos de todos los tiempos (y no me refiero sólo a los personajes infaustos, sino también a las masas enardecidas) sólo tienen una idea en mente: que el mundo entero les devuelva, impoluto, su reflejo. Por ello, antes que cualquier otra cosa, en cuanto acceden al poder se esmeran en abatir las estatuas de los déspotas que les precedieron: ellos deben ser los únicos ídolos dignos de adoración. Además, reescriben la historia para que les brinde la imagen que tienen de sí mismos: como mesías salvadores que restauran el orden perdido, y devuelven las aguas de la caótica realidad al cauce de la horma correcta. Rotulan las calles, borran los rastros (y los rostros) de las fotografías oficiales, enmiendan la plana a los cronistas y, si es preciso, ¡a los científicos!"


 PSICOPATOLOGÍA Y PODER ABSOLUTO

Miguel Catalán reflexiona sobre la relación inversa entre sensibilidad moral y dominio político que explica el vínculo entre psicopatía y poder absoluto. "Sólo la eficacia política de la falta de miramientos esclarece el hecho de que a lo largo de la historia hayan regido las naciones más poderosas mentes de perfil psicopático ayunas de empatía por el sufrimiento de sus semejantes e indiferentes a la suerte no ya de los pueblos vecinos, sino del suyo propio. Ello se debe a que para alcanzar la máxima potestad en un gran territorio suele ser rentable la concertación de la mayor falta de escrúpulos con la astucia más sutil".


EL LIBRO COMO ALTAR PORTÁTIL

Que la nuestra sea una época que le ha dado la espalda a los libros (a despecho de que, gracias a la impresión digital bajo demanda, hoy se publican más títulos que nunca: en España, más de ¡80.000! cada año) acrecienta nuestro estupor ante lo que significaron, en términos no sólo de conocimiento, sino ante todo vivenciales, para las personas de otros tiempos. Pasma saber que, para ellas, poseer un libro, aunque se tratase de un humilde devocionario en el que se recogieran las oraciones que se debían entonar todos los días, lejos de significar una práctica mundana, incluso banal, se revestía de una auténtica dimensión mística, trascendente. Es por ello que, en cierta ocasión, he llegado a hablar del libro como altar portátil.

ROBERTO JUARROZ:
LA CREACIÓN DE UNA NUEVA PALABRA


El poeta argentino Roberto Juarroz (Coronel Dorrego,1925, Temperley, Buenos Aires,1995) constituye un ejemplo perfecto de escritor autoconsciente de sí mismo y de la tarea acometida en su obra, hasta el punto de que, excepto algunos, no muchos, poemas, el grueso de su producción se agrupa bajo el título “Poesía Vertical”, formada por trece volúmenes publicados en vida, más otro último, póstumo, y algunos poemas posteriores sueltos. Así, esa única obra, desplegada en sucesivas entregas, como ramas salidas de un único tronco y de una sola tierra nutricia, puede entenderse como una sucesiva profundización de unos pocos temas que la recorren y vertebran por entero, o quizá mejor dicho, de uno solo, con varios rostros: el sentido de la creación poética; la función del poeta y su palabra; la posibilidad de una experiencia poética omnicomprensiva de la Realidad. LEER MÁS


LA POESÍA CUÁNTICA 
DE BASARAB NICOLESCU

En este denso y atento análisis de los Teoremas poéticos del físico rumano, se define al ser humano como un buscador del sentido profundo por debajo de la apariencia contradictoria de la presencia-ausencia de las cosas. Y es que no es sino en la experiencia interior donde el sentido nace. De esta forma, los poetas, “que usan las palabras como objeto de investigación de lo que está más allá de las palabras”, serían los “físicos del sentido”, aquellos que se mueven en el ámbito omniabarcante de la lógica ternaria del tercero incluido. LEER MÁS


ADIÓS A LAS LIBRERÍAS

Decenas, cientos de autores de referencia, cuya solvencia está fuera de toda duda, no encuentran acomodo en las librerías del siglo XXI. Sin embargo, miles de alfeñiques literarios acaparan toda la atención de unos lectores que, eso sí, se verán a sí mismos como detentores de una alta capacidad crítica, pues... ¡están al día! La actualidad lo devora todo en el altar del instante; no hay tiempo para emplear lo que se lee en madurar un pensamiento propio, en entablar una relación dialéctica con lo leído: hay que leer mucho y rápido, opinar a bote pronto y pasar a toda velocidad al próximo título, ¡la farsa debe continuar! LEER MÁS


KAFKA: LA CONDENA DE SER ACUSADO

En un sentido profundo, el dedo que acusó forma parte de la mano que castiga. O, dicho a la inversa, el índice que aprieta el gatillo es el mismo que antes señaló la pieza. El vínculo entre la hostilidad de la acusación, la vergüenza que siente el señalado, el sentimiento íntimo de culpa y el castigo exterior ha sido expuesto por Franz Kafka a la cruda luz de su escritorio.  El nexo que advirtió Kafka entre la acusación y la condena se reduce al más simple de los enunciados posibles: la condena consiste en la acusación. Esa equiparación entre acusación pública y condena revela el significado social de la acción de acusar en voz alta o por escrito que cualquier grupo emprende contra uno de sus miembros. LEER MÁS