Espantar la angustia


Mónica Cobeta Abad.- Cuando la realidad se muestra extremadamente cruel, sólo es posible un acercamiento a la misma a través de la fantasía. Este es el punto de partida de Nosotros somos eternos, la colección de microcuentos de la autora argentina Patricia Nasello (Córdoba, 1959), una esmerada edición publicada en 2015 por Libros al Albur en formato electrónico.

Patricia Nasello es editora de contenidos de la revista trimestral Microfilias y coeditora de Brevilla, revista digital de minificción. Esta autora considera la escritura como oficio: cree que narrar no es un acto, sino un proceso en el que una palabra, aparentemente casual, se puede convertir en algo muy provechoso, ofreciéndole numerosas horas de trabajo y corrección.

El objetivo no es otro que espantar sus angustias, sus miedos, tal y como atestigua Goya en el grabado nº 43 de sus Caprichos. Uno de los microrrelatos más significativos, en este sentido, es el titulado Memoria, en el que afirma: "ella será quien escriba para afrontar sus temores". Uno de ellos es el Alzheimer, que tan magistralmente presintió y narró Gabriel García Márquez en Cien años de Soledad, expresado ahora desde la concisión, convirtiéndose en una suerte de homenaje al autor colombiano: "De pronto recuerdo a Macondo y la terrible epidemia del olvido".

La colección tiene una estructura tripartita con una veintena de relatos en cada una de las partes, cuyos títulos remiten a conceptos geométricos. Las rectas se cruzan en la segunda parte, titulada Perpendicular a usted, permaneciendo paralelas con relación a la maravilla y al otro, en la primera y última parte respectivamente.

Los microrrelatos suponen un gran ejercicio de síntesis: en pocas palabras se condensan numerosos temas de la tradición literaria, no sólo argentina o latinoamericana, sino de la literatura universal. A través de ellos,  esta cuentista ahonda en sus orígenes desde las experiencias más prístinas, aludiendo a temores ancestrales que han sido y son motivos de la creación poética. Del mismo modo que los griegos recurrían a los mitos para dar explicación a fenómenos de la realidad incomprensibles, Patricia Nasello escudriña en la tradición fantástica de seres fabulosos que la razón genera a partir de la sinrazón.

La última parte de esta compilación se titula Paralelo al otro, que, en términos borgianos, tendría relación con lo bárbaro. La seducción de la barbarie constituye uno de los grandes temas de la cultura argentina. Para Borges la barbarie, la vida elemental y verdadera, el destino sudamericano son, antes que nada, el mundo de la pasión. No porque no haya pasiones intelectuales, sino porque del otro lado está la experiencia pura. Esa fiesta atroz de la barbarie popular vertebra esta cuidada selección de relatos breves con palabras tan categóricas como tierra, sed, agua, huida, huellas, violencia, guerra, horror.

A pesar de su diversidad temática, las narraciones siguen un hilo conductor. El microcuento que da comienzo a esta colección invita a huir hacia una ciudad que no existe: Samarkanda. Se huye hacia un mundo de seres fabulosos: hombre lobo, gigantes, hadas, unicornios, "esas maravillas que ya nadie sueña", donde la belleza no está exenta de tenebrosidad, misterio y violencia. El microrrelato titulado Frontera refleja claramente esta idea: "Ojalá su pensamiento fuese tan agudo como para comprender que verá algo a la vez bello y tenebroso".

Sin embargo, el libro no ofrece una visión negativa de la humanidad. A pesar de las adversidades más heterogéneas, imprevisibles y destructivas, la especie sobrevive. Las pestes, guerras, hambrunas u holocaustos no consiguen arrebatar el impulso de los jóvenes a considerarse inmortales. Esta es la idea fundamental del relato Ante la ira de Dios reiterada en el titulado Nada, donde asevera que "el odio no desaparece".

El ecuador de esta colección se sitúa en el cuento titulado ¿Por qué vamos a gastar energía en estos?  Con formato de noticia, se narra cómo una fila interminable de ancianos sedientos esperan para beber el agua de la Fuente de la Eterna Juventud, afirmando que "sólo los jóvenes se mantienen ajenos al conflicto". Efectivamente, todas las generaciones de jóvenes tienen la certeza de que son eternos. No constituye el único juego narrativo con los géneros periodísticos, de nuevo recordando a García Márquez.

Aníbal es el único antropónimo que aparece en el estilo evasivo que representa la universalización de la literatura breve. Es el anciano que ha perdido a su esposa y todos los días vuela hasta el cementerio para visitar su tumba.  La autora evita intencionadamente determinar tiempos, espacios y personajes. Así los espacios son diversos, la casa familiar de la que se huye y a la que se regresa en la vejez.

Esta excelente colección aúna con primor la relación forma-fondo en literatura. Desde un estilo cuidado y elegante, la autora refleja un firme compromiso político y ecológico; así lo manifiesta en cuentos como Perder un combate, donde declara: "con poder todo infeliz es el otro que lleva guardado", o en el titulado Monos silvestres afirmando que "la era del petróleo ya nos había envenenado". Sin embargo, el grito más desolador aparece en el microrrelato encabezado por la palabra Paz a modo de colofón final. En él denuncia con vehemencia el maltrato que sufre la naturaleza por parte de los seres humanos con las siguientes palabras: "la guerra líquida finaliza tan sucia como todas las que le antecedieron pero más cruenta que ninguna [...] La madre tierra suplica: agua, por favor".

Patricia Nasello, Nosotros somos eternos. Libros al Albur, Sevilla, 2015.


 El Aforista